Wednesday, August 09, 2006

LA DESPROFESIONALIZACIÓN DE LA FUNCIÓN PÚBLICA

Uno de los síntomas más claros de la progresiva degradación de la función pública es el de la desprofesionalización de ésta, y, más en particular, de su clase directiva, que, "gracias" a la cada vez más mayor politización de los puestos tradicionalmente ocupados por los altos funcionarios, va viendo como sus funciones están siendo vaciadas de contenido en beneficio de personas afines a las élites políticas de los partidos en el poder.

Evidentemente, este es un efecto más de la partitocracia como forma de gobierno presente en nuestro régimen político y administrativo, que, lejos de haberse quedado satisfecha con el poder omnímodo que ejerce sobre todas las instituciones del Estado (Parlamento, Gobierno y Poder Judicial) controlando la designación de la mayor parte de los puestos directivos de tales instituciones, continúa con sus impulsos voraces de querer ejercer su poder sobre todos ellos aquellos aspectos que puedan otorgar poder, autoridad y mando a sus titulares.

En conclusión, la función pública puede seguir deteriorándose por mor de la supuesta legitimidad democrática de la que gozarían, como dogma de fe, nuestros representantes políticos para ocupar cargos públicos. Sin embargo, esta supuesta legitimidad no debería extenderse sobre todo tipo de puestos de naturaleza pública en los que prevalecen, como dice nuestra Constitución, los criterios de mérito y capacidad como méritos de selección de tales puestos antes que cualquier otra consideración basada en aspectos de amistad o de mera oportunidad política.

Tuesday, August 01, 2006

RECAPITULANDO CONCEPTOS

Después de una larga pausa en la actividad de este humilde blog, tengo un momento de tiempo para escribir alguna consideración a propósito de lo que algunos anónimos lectores han escrito en las entradas anteriores.

Francamente, resulta reconfortante ver cómo la mayoría de las personas que escriben algún comentario dicen cosas bastante agudas a propósito de lo que he escrito hasta ahora. No sé si voy a tener tiempo para responder a todos, pero si no lo hago ahora lo haré en los próximos días.

Empiezo por el último comentario a la entrada anterior, efectuado por jdj. Desde luego no te falta razón en lo que dices, pues siempre parece mayor la legitimidad de una organización que se presenta a unas elecciones que la de una organización que no pasa por ese filtro.

Sin embargo, se me ocurre alguna consideración acerca de lo que dices:

1º.- Pocas asociaciones de la sociedad civil tienen capacidad de negociar de tú a tú con los órganos cuya legitimidad proviene de unas elecciones. Sólo se me ocurren los sindicatos y las entidades representantivas de intereses profesionales, económicos, etc. En los demás casos, las asociaciones de la sociedad civil tienen sólo participan en órganos de carácter consultivo.

2º.- No creo que las elecciones sean una fuente de legitimidad incuestionable, pues el programa con el que se presenta un partido político raramente es cumplido por éste. Entonces, al final las elecciones se convierten en un mero cheque en blanco en favor de uno u otro partido político, que puede desembocar en unas consecuencias no deseadas por los propios electores de los diferentes partidos políticos.

Por eso, yo creo que hay que perfeccionar el sistema electoral para mejorar la representatividad de los electos hacia sus electores, debiendo introducirse a su vez más mecanismos de democracia directa que faciliten la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, es decir, en sus asuntos.