Sunday, March 26, 2006

LA ALTERNANCIA POLÍTICA

La alternancia política es uno de los pilares fundamentales de cualquier Estado democrático. Supone la posibilidad de que las diferentes fuerzas políticas puedan alcanzar el poder mediante las correspondientes elecciones, por lo que este principio resulta incompatible con el partido único o con las prácticas de ciertos partidos en el poder que tratan de anular al adversario político.

En consecuencia, este principio conlleva un respeto por parte del poder político gobernante hacia las minorías, máxime si estas representan a de una gran parte de los ciudadanos, por lo que no pueden ser excluidas sin más de la vida política con el fin de evitar el hecho de que puedan alcanzar el poder político en el futuro.

La alternancia política tiene un gran valor en cualquier Estado democrático, no sólo por formar parte de su esencia misma, sino por lo que tiene de "higiénico", democráticamente hablando, al reducir la corrupción política. Y es que como dijo Lord Acton "el poder tiende a corromperse y el poder absoluto tiende a corromperse absolutamente". Por eso, el electorado debería valorar muy positivamente este principio, y manifestarlo en las urnas, porque como se ha visto en otras épocas un partido instalado en el poder de una manera permanente deriva inexorablemente hacia un ejercicio cada vez más abusivo de éste. Evidentemente, esto tiene que ver más con la propia condición humana de las personas que ejercen el poder que con la noción ideal de la política, pero es que al final la política no es más que lo que hacen los políticos.

Finalmente, yo creo que la alternancia política también exige un esfuerzo por parte de las fuerzas mayoritarias en favor del consenso político. Y es que hay cuestiones clave para una nación, como son las relativas al modelo de Estado, educación, las infraestructuras, etc. que no pueden ser susceptibles de tener una política diferente cada 4 años. Esto es intolerable para los ciudadanos porque les genera:
- una enorme fustración, al comprobar que no hay criterios con una mínima vocación de permanencia, contribuyendo, de paso, el ya de por sí nefasto relativismo que impregna la sociedad.
- una sensación de despilfarro de los recursos públicos, porque cada nueva política que se implementa sin apoyarse en las anteriores genera una gran cantidad de gasto público, que, al final, siempre es el contribuyente el que lo soporta.

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